Hubo una mujer que fue la primera y alentó al resto. Unas llegaron antes y otras después. Luego supieron que la Sabiduría era suya y que el Pensamiento les pertenecía. Y que no necesitaban más. Finalmente conocieron la vida, y era suya también y se sentaron entre las columnas de un Partenón. Así empezó el discurso del Verbo, el juramento, el principio de Ser.
Isabel Montero
Por la Voz y la Palabra de todas las niñas y mujeres del mundo.
Porque son ya seis años desde entonces,
porque no hay en la tierra, todavía,
nada que sea tan dulce como una habitación
para dos, si es tuya y mía;
porque hasta el tiempo, ese pariente pobre
que conoció mejores días,
parece hoy partidario de la felicidad,
cantemos, alegría!
Y luego levantémonos más tarde,
como domingo. Que la mañana plena
se nos vaya en hacer otra vez el amor,
pero mejor: de otra manera
que la noche no puede imaginarse,
mientras el cuarto se nos puebla
de sol y vecindad tranquila, igual que el tiempo,
y de historia serena.
El eco de los días de placer,
el deseo, la música acordada
dentro del corazón, y que yo he puesto apenas
en mis poemas, por romántica;
todo el perfume, todo el pasado infiel,
lo que fue dulce y da nostalgia,
¿no ves cómo se sume en la realidad que entonces
soñabas y soñaba?
La realidad -no demasiado hermosa-
con sus inconvenientes de ser dos,
sus vergonzosas noches de amor sin deseo
y de deseo sin amor,
que ni en seis siglos de dormir a solas
las pagaríamos. Y con
sus transiciones vagas, de la traición al tedio,
del tedio a la traición.
La vida no es un sueño, tú ya sabes
que tenemos tendencia a olvidarlo.
Pero un poco de sueño, no más, un si es no es
por esta vez, callándonos
el resto de la historia, y un instante
-mientras que tú y yo nos deseamos
feliz y larga vida en común-, estoy seguro
que no puede hacer daño.
¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido, El barco ha sorteado todos los escollos, el precio que pedimos lo hemos ganado, El puerto está a la vista, escucho las campanas, todo el mundo se exulta, Mientras que las miradas siguen la firme carena, el valiente y audaz navío. Pero, ¡Oh corazón, corazón! ¡Oh, las sangrientas gotas rojas, Allí sobre el puente donde yace mi capitán, Tendido, helado y muerto. ¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas; Levántate; para ti la bandera se ha izado; para ti el clarín resuena…
Walt Whitman, poeta estadounidense (1819 /1892). Nos dejó obras magníficas como “¡Oh, Capitán! ¡Mi capitán!”, “La extensión de mi cuerpo”, “Hojas de hierba” o “Canto de mí mismo”.
Muchos los poetas se influenciaron por su poesía moderna, entre ellos, grandes como Rubén Darío, Wallace Stevens, D.H. Lawrence, Fernando Pessoa, Federico García Lorca, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda.
Este año quiero hacer mi entrada de Navidad con la gentileza de una excelente y comprometida poeta, escritora, ensayista, amiga y bella persona Julie Sopetran.
Si he de decir algo de Jhon Ashbery, o hemos de decir en el mundo de la poesía, lo primero en lo que pensamos es que ya no contamos entre nosotros con un poeta «grande» o un grande de las letras. Como todos sabemos falleció el pasado tres de septiembre y nos ha dejado un gran legado.
Esta tarde de este verano, en la ciudad vacía, una mirada a un edificio desde la acera de enfrente en la que espero al autobús L3. No puedo evitar un sentimiento de nostalgia, quizá un «Habito de ser» (Rina Lastres).
Me he asomado a la poesía del escritor uruguayo afincado en Madrid, Jorge Ernesto Olivera (1964 en la ciudad de Treinta y Tres, Uruguay).
fotograía Isabel Montero
Entre otras cosas, Jorge Olivera es autor de “Poemas del desierto de Mojave” , con el que obtuvo el Premio Gerardo Diego 1993 de la Diputación de Soria. «Labios de Poniente «(2000), Premio Municipal de poesía de Montevideo, 1997 y Mompracen (2002). Tiene además publicados relatos, ensayo y un largo etcétera que es mejor descubrir de la mano de sus libros y su pluma, su voz y su palabra siempre certera.
Se doctoró en la universidad Complutense de Madrid y actualmente ejerce como profesor en una prestigiosa universidad de esta misma ciudad.
Lo que he sentido al tener la literatura de Jorge en las manos lo resumo con una cita del escritor vasco Kirmen Uribe:
Hay un miedo que sin aviso nos invade por completo.
Como los albatros de febrero en los acantilados,
Bada beldur bat abisurik Gabe eta erabat hartzen gaituena,
“Mientras tanto cógeme la mano” / “Bitartean Heldu eskutik”
La escritura de Olivera es la emoción en estado puro. En sus obras la poesía es la propia poesía. La palabra su propia voz. Su lenguaje es origen de la idealidad que como afirma el filósofo Don Emilio Lledó esta idealidad es la forma suprema de la libertad, de la creatividad.
Jorge Olivera se relaciona con el texto y el texto así mismo con el lector en una forma de producción e interacción universal. En un ininterrumpido movimiento de instantes, que se fijan en el paladar, sabores que van y vienen en una perfecta comunión poesía/humanidad.
Palabras que se convierten en poemas que no quedan anclados, sino que avanzan en un continuo en su trabajo, en una incesante búsqueda de formas o “performas” tan solo de palabras, que combinan en escena expresión y sentido. Su capacidad de reflexión sobre el lenguaje, su uso, el conocimiento de sus limitaciones nutren la genialidad de su obra.
El primer libro que encontré de Jorge Olivera fue “Kayac y otros poemas”
Publicado en Amargord (2011)
fotografía Isabel Montero
Habló la hechicera, rema, dijo,
mientras hería al animal
cuchillo abajo por el pecho,
bate alas a ritmo de danza
El ave muerta ya…
…y el kayac bajo mis pies
en el cristal
la voz cantaba…(fragmentos de “Kayac y otros poemas”
La poesía de Jorge viaja en Kayac, surca el océano, navega ríos, crea mundos para seguir navegando, avanzando en la estrechez de esta embarcación, a la vez rápida, pero insegura.
Su voz es la voz así crecida desde el pirata reconquistando Mompracen, buscando sirenas
las he visto desnudando la aurora
alejarse entre muchedumbres de delfines
raspar el agua como aviones de titanio
surcar el cielo como barcos entrevistos al filo del horizonte…
fotografía Isabel Montero
Y no había sirenas…
Su voz, es la voz que crea mundos, mundos imaginarios, o no. Crea efectos desde un no ser a ser. Su lenguaje es el efecto de una memoria y mundos imaginarios, mundos que a su vez nos transportan, seguramente en un viaje en kayac.
Isabel Montero
«Kayac y Otros poemas» Jorge Olivera, Editorial Amargord
Mis queridos amigos artistas y seguidores, como os digo en el título, hoy,es hasta luego.
Ya va avanzando julio y el calor en Madrid y se nos mete en las entrañas. Ha llegado el momento de hacer un parón veraniego para volver en septiembre. Esta mañana me decía mi padre, «mira hija, ya toca chapuzón y sombra». Y tiene razón. (Gracias por el consejo aita) y dedicado entonces a él, a mi padre, un polifacético y gran artista autodidacta, Ángel Montero Romero de 88 años, ese padre que me dio la vida y tantas cosas para aprender y a veces desaprender, os dejo pare él y para vosotros, el vídeo de el recital del grupo poético de la biblioteca municipal Iván de Vargas de Madrid; Recital que se celebró en esta pasada primavera de 2016 para conmemorar el día del Libro y el día de la Poesía.
Deseo que os guste. Y no me pidáis por favor saber en que minuto salgo:))), merece la pena escuchar a los poetas… Sí, dejad que hablen, dejad que griten los poetas.(Isabel Montero)
Feliz verano a todos y nos encontramos de nuevo en septiembre, aquí dentro de la red. Gracias a todos por estar siempre ahí formando esta familia que somos.
Si no creamos un objeto metálico
de dura luz,
de púas aceradas,
de crueles aristas,
donde el que va a vendernos, a entregarnos, de pronto
reconozca o presencie metódica su muerte,
cuándo podremos poseer la tierra.
Si no depositamos a mitad del vacío
un objeto incruento
capaz de percutir en la noche terrible
como un pecho sin término,
si en el centro no está invulnerable el odio,
tentacular, enorme, no visible,
cuándo podremos poseer la tierra.
Y si no está el amor petrificado
y el residuo del fuego no pudiera
hacerlo arder, correr desde sí mismo, como semen o lava,
para arrasar el mundo, para entrar como un río
de vengativa luz por las puertas vedadas,
cuándo podremos poseer la tierra.
Si no creamos un objeto duro,
resistente a la vista, odioso al tacto,
incómodo al oficio del injusto,
interpuesto entre el llanto y la palabra,
entre el brazo del ángel y el cuerpo de la víctima,
entre el hombre y su rostro,
entre el nombre del dios y su vacío,
entre el filo y la espada,
entre la muerte y su naciente sombra,
cuándo podremos poseer la tierra,
cuándo podremos poseer la tierra,
cuándo podremos poseer la tierra.
Primero fue «Al son de las mareas» y ahora «Luz Velada».
Felicidad
El poder de la ambrosía.
¡Dos Gotas!
(Luz Velada) Isabel Fernández Bernaldo de Quirós
Este último se acaba de presentar el seis de noviembre en Madrid. Sí ya Ia autora nos impacta, nos emociona con su primer poemario con «Luz Velada» consigue que la penumbra se ilumine, que las palabras se enciendan.
Fue una presentación en un marco incomparable: Biblioteca Pública Eugenio Trías de Madrid, en el Parque del Retiro, bajo el cielo de las hojas que enrojecen y amarillean en cadencia y llueven casi en letargo,en pequeñas gotas sobre nuestras cabezas en un otoño cálido. En esa tarde, en ese marco, Luz Velada se hizo luz.
Luz Velada se presentó por dos excelentes poetas; Pablo Mendez ( Editor de Vitruvio) y Julie Sopetrán ( Premio Lletras de Oro con El tiempo habitado).
Admirable Julie, ¿Es luz opaca la luz que nos ofrece hoy Isabel en su poesía?…
Un acto bello en un tiempo que por un momento parece que se detiene
o nos transporta o nos ilumina y embellece. Un tiempo con luz Velada.
Pasiones
Se pueden vivir pasiones durmiendo
que ni en sueños se puede uno imaginar.
Luz Velada. Isabel Fernández Bernaldo de Quirós.
Ediciones Vitruvio
Desde este blog Epifanía en la Luna,dar la enhorabuena y desearle lo mejor a Isabel .Que las palabras de su Luz Velada se derramen en cascada y emocionen tanto como a mi me han emocionado.
Y dar las gracias por hacer posible que disfrutara tanto aquella tarde a Isabel y a Julie. Un fuerte abrazo