
Entendemos por espectador la persona que aprecia una obra, sea teatro, arte, literatura, música, espectáculo, aspectos de la vida diaria, incluso elementos de vida que pudieran ser consideraros objetos o situaciones de no asombro.
Suponemos siempre que el papel del espectador está supeditado o predefinido a la voluntad del autor. Pero este hecho es subjetivo ya que en realidad quien percibe la obra puede ajustarse o no a lo que el autor esperaba e incluso a lo que se espera por las autoridades en la materia que se exhibe.
Realmente yo concibo al espectador como la persona que realiza un acto de comportamiento social por el cual observa una situación y esta situación la percibe con diferentes sensaciones; muestra poco interés, gran interés, se emociona e incluso llega al asombro. Lo que puede surgir a partir de este asombro puede ser otra creación poética, musical, escultórica, es decir en cualquier disciplina que se integran en la capacidad creadora del ser humano. El hecho de asombrase ya es en si una creación del ámbito emocional.
Hay por tanto asombros en los que uno mismo se hace público de conjunciones asombrosas que ocurren entre los distintos elementos de la Tierra. La combinación de elementos naturales y de los transformados por las manos del hombre.
Me ocurre con la obra del escultor Eduardo Chillida, en toda su obra ya sea en el museo Chillida Leku o en cualquier espacio en el que esté situada. El mayor efecto lo percibo en la obra para mí “Opera Prima” de Chillida, “El peine del viento” en San Sebastián.
El hombre, las manos, la materia y los elementos: aire, fuego, agua y tierra. Es el fuego el que modela el hierro para transformarlo, quizá intentar dotarlo de vida, hacerlo infinito y ver, que en último término no puede ser y son los elementos de la naturaleza los que se acercan a esta idea de infinitud que el hombre puede percibir por sus sentidos, por su percepción y propiocepción.
Creo que la búsqueda de Eduardo Chillida se asienta en una inmersión de todo lo descrito.
Lo finito, lo infinito y la transformación por la mano del hombre al igual que hicieron nuestros ancestros y los primeros seres humanos: observar, trabajar y transformar intentando ver la utilidad, buscando el porqué de los fenómenos e incluso la espiritualidad. Veo por tanto en la obra de Chillida una búsqueda incesante de lo que pudiera haber “más allá”.
Contemplando este verano la obra “El peine del viento” agitó mi ánimo que concluyó con la siguiente composición poética.
Eduardo Chillida Juantegui fue un escultor y grabador vasco conocido por sus trabajos en hierro y en hormigón (San Sebastián-Donostia 1924/2002)
El peine del viento.
Allí está, anclado en el acantilado él, “El Peine del viento”.
De repente, se me antoja lo más profundo: el viento, el arco que describe la ola,
la espuma que atraviesa el espacio vacío entre los dedos.
Quizá quiera atrapar lo infinito,
asir el aire, apresarlo, sujetarlo y hacerlo suyo.
Hacer permanecer al viento entre sus manos,
entre los dedos de hierro.
Pero se escurre la apariencia una y otra vez.
El viento, el aire, la tormenta, las olas y la sal de mar desaparecen.
Al rato otra vez chocar con las olas, contra los peines, contra el muro
y todo se resbala. Sopla el aire por las chimeneas del pavimento, ¡zum! y
gotas de agua.
Todo se transforma y al tiempo se marcha, igual, desaparece
como la espuma.
El canto de las gaviotas, el sol, el agua, el olor a sal,
inmensidad en el acantilado.
Profundidad.
¡Peine del viento! Hierro forjado en fuego para la infinidad.
Y la finitud de la materia, sin embargo, surge ante el Universo infinito.
Isabel Montero
Artículo y poema.
Felicitaciones por esta gran entrada que has hecho y muchas gracias por compartirla.
Que pases un feliz día, Isabel.
Un gran abrazo.
Gracias Isabel, llevaba rondándome el tema. La obra de Chillida es espectacular!! Un fuerte abrazo!!
Me ha gustado mucho Isabel. Un abrazo
Gracias María Jesús, soy una gran admiradora de la obra de Chillida, obra que me mueve por dentro. Un fuerte abrazo!!
Excelente. Me encanta la abstracción de Chillida, lo conozco a través del Museo Contemporáneo de Cuenca.
Tu poema, sublime. Besos.
Gracias Julie, Chillida es espectacular, si. Me acercaré a Cuenca. Me alegra que te guste el poema. Cuando algo sublima, como la obra de Chillida, aparecen buenas creaciones. Un abrazo!
Peine, peinar el viento, caos y orden. Excelente poema, Isabel.
Gracias Alfonso!! Pero que alegría verte!Se te echa de menos en facebook ! Un fuerte abrazo!!
Una estupenda entrada y homenaje para un escultor desconocido para mí, pero que gracias a tus enlaces he podido saber de él. «El Peine del viento» merece plenamente tus versos, Isabel, y me provoca una gran admiración. Ahí, expuestos y confundidos entre las fuerzas de la naturaleza serán un permanente poema para degustar.
¡Un abrazo!
Gracias Saricarmen, Chillida fue un gran escultor, un buscador creo que en el fondo de lo infinito. Yo veo una gran espiritualidad entre su obra y la naturaleza.
Merece la pena que lo conozcas a fondo. El Peine está en un enclave espectacular en la cuidad de San Sebastián, en el Pais Vasco. Mi ciudad, mi tierra. Un fuerte abrazo!!!