Días inquietos.
La voz de las granadas
y el sonido del miedo
en bolsillos pequeños.
¡Cómo claman sus llantos!

Niños del hambre,
de la guerra.
Y de la paz armada y desarmada.
Niños de la pena;
del llanto incontenido.
Niños del mundo,
de barrios anodinos
que esconden mil miserias enterradas
bajo siete llaves.
Niños.

Un minuto de silencio:
ha callado la voz.
La voz y la palabra.

Pensamiento:
ha callado la voz
pero no el alma.

No el deseo de los hombres.
¡La humanidad clama!
