Era la hora. Yo cogí una. Ella cogió la otra. Las dos estaban sobre la mesa de la cocina envueltas en papel de aluminio. Yo me llevé una. Ella se llevó la otra. Al llegar al lugar las abrimos. La mía estaba picada. La manzana podrida. La puse sobre el sobre que contenía el fajo de euros. Cogí la pistola del armario amarillo. Ajusté el cargador. Me había tocado. Aquella misma tarde tenía que matarlo. Quitarlo de en medio para que no estorbara a la organización con sus absurdas declaraciones de arrepentimiento. No había salida.
Hoy Don Emilio Lledó, filósofo y humanista (Sevilla 1927) es Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades (20 de mayo de 2015). Un galardón merecido y a sólo seis meses de haber recibido el Premio Nacional de las letras.
En este momento leo Palabra y Humanidad libro que me firmó el pasado 29 de abril de 2015 en la librería Jarcha del Madrileño barrio de Vicálvaro. Barrio que fue pueblo en el que Lledó residía y acudía a la escuela primaria en pleno estallido de la guerra civil y en el que encontró su alimento intelectual de la mano de un maestro de escuela, su maestro Don Francisco y con el que realizaba la actividad escolar de «sugerencias de la lectura».
Está es una cita que extraigo de Palabra y Humanidad, a modo de una antesala a sugerencias de mi lectura de Don Emilio.
...Y las manos que palpaban el mundo marcaban, a su vez, en él una distancia. Al tocar y sentir lo real…se iba, poco a poco, estableciendo la frontera del intelecto, del pensamiento, la distancia que, en la supuesta apropiación de los objetos, surgía de la apenas musitada pregunta con la que se iniciaban el camino del pensar y las variadas sendas de la interpretación… Las palabras en su espejo. Emilio Lledó
Don Emilio Lledó en la librería Jarcha. Foto tomada por Isabel Montero a 29 de abril de 2015
Don Emilio se distingue por esa sencillez que caracteriza a los sabios. El lenguaje y su reflexión es un recurrente objeto de interés. El uso de las palabras como aglutinadoras de la relación social.
Los escritos de Lledó, son para saborear en acción sinestésica, escuchando su eco, su sonoridad. Palpando las palabras. Respirando la reflexión sobre lo humano.Y así ocurre igualmente con su discurso, con su palabra. Su sencillez en lo profundo del Ser Humano.
Mi más sincera felicitación por este merecido reconocimiento a Don Emilio Lledó y por su aportación humana, humanística y filosófica a nuestra sociedad. Mi más profunda emoción.
Felicidades Don Emilio. Felicidades profesor.
Discurso Las palabras en su espejo, por Don Emilio Lledó, leído el 17 de noviembre de 1994 en su recepción pública como académico de la Real Academia Española.