“Facebook frente a la isla de Erato”, poesía
Ángela de Mela
Editorial Lunetra
Cuando tengo en mis manos el último libro de poemas de Ángela de Mela, lo primero que me llama la atención es su título “Facebook frente a la isla de Erato”.
Ya en el título esta avezada poeta nos está contando algo, un toque que me hace reflexionar como corresponde a la buena poesía. Facebook, una de las plataformas de comunicación de este mundo moderno está frente a la musa Erato. Lo moderno frente a la tradición, frente a la poesía, la creatividad, la inspiración y lo genuino. Si cabe, las relaciones líquidas frente al pensamiento crítico y elaborado.
Este libro tiene un magnífico prólogo de Juan Carlos Mirabal que desentraña la naturaleza de esta obra de Ángela. ¿Y que puedo decir yo, me pregunto, ante todo lo dicho ya, por Mirabal?
Me aventuro y me acerco de puntillas y en silencio, como acostumbro a hacer ante la voz de tan grande poetisa. La poesía de Ángela es hondura. Sin embargo, a Ángela la leo fácil, tanto como quien escucha música celestial, avanzo y retrocedo tal y como quiere la autora que hagamos, y su palabra nos lleva hábilmente. Su pluma nos mueve como se mueve el mar. Hay momentos en los que las olas se paran y yo lo hago, porque los poemas de Ángela que tan fácilmente nos llegan en su lectura, tienen una profundidad extraordinaria. No hablan de una sola cosa y aquí yo entraría ya en la multiplicidad de significados en cada poema y en toda la obra. Es como mirar la superficie del agua del mar, pero sabiendo que en los fondos existen diferentes corrientes y tantos elementos marinos que podríamos imaginar. Esta, es la forma de decir que tiene esta poetisa. Esa multiplicidad, diferentes substratos o niveles me llevan a hablar de Universalidad.
Precisamente es la universalidad la que hace que el poema permanezca a lo largo del tiempo y perdure. Esto es lo que encuentro en este último libro de Ángela, la perdurabilidad de la palabra y del arte. Solo lo que es bueno transciende y creo que la obra de esta autora está destinada a transcender.
El libro está tocado por la música, un elemento que la autora domina y que se deja ver a lo largo de todas sus obras. Algo singular en este libro son las ilustraciones que aparecen a lo largo de sus hojas. Son pinturas de la poetisa, y están en estrecha relación con las temáticas de sus poemas. Toda la obra es pulcra, sin disonancias, escrita con humildad diría yo y puedo asegurar que esta humildad existe en Ángela.
El libro se divide en tres partes.
“En el nevado Olimpo”, primera parte del libro, y desde este Olimpo, morada de los dioses Ángela hace referencia a la poesía, integrando a esta entre lo sublime y lo transcendental, la espiritualidad y el silencio para escuchar la llamada y las voces de la inspiración. Ya menciona en el primer poema lo que ella llama “lengua de los pájaros” refiriéndose a esa inocencia que nos fue dada en esencia al nacer y que tal vez hemos perdido. Llama la atención ese contraste entre la nieve y el Partenón divino. Esta primera parte es un continuo hacer metapoético que busca y alcanza lo sublime, la lírica en su más alto sentido, en esta forma de decir.
“En la niñez nos dieron /la lengua de los pájaros…/…y es preciso aprenderla /del jardín que olvidamos”. El término «Nevado Olimpo» evoca una
“El asedio de las selladas Lilas” es la segunda parte del libro y que se inicia con una cita de Paul Celan. Contiene una constante alusión a la mitología griega y romana. Aparecen situaciones bíblicas que, si bien no quieren serlo, nada más ser el mostrar lo que no se puede decir. Ese mostrar se reserva para la voz del “poeta”. Vemos también las continuas partidas. Y la Isla, hasta la eternidad.
“La eternidad/ es esto/otro sitio/ lejano/ que se queda/ en las flores”.
En la tercera parte, “Cítara para oídos lejanos”, que se abre con cita de Félix Pita Rodríguez: “Y sus dedos lejanos tantean en el viento”, la poetisa canta a su madre, a su padre, a la sal que respira, sal que impregna toda la obra. Y pide que no hagan ausencia las pequeñas cosas, el recuerdo de lo leve, y esa levedad que pide para su andar silencioso por los caminos del mundo. Y estar allí, a pesar de todo, donde las olas cantan, sin perder ese “canto de los pájaros” y la música que había todos los lugares a pesar de naufragios.
A lo largo del libro sorprende la belleza, las inusuales metáforas y las comparaciones, la música que emana y el compás en su forma de decir. Versos cortos, limpios, aparentemente sencillos, que nos dicen la vida con el fin de hallar remedio. La nostalgia, las ausencias, y lo no alcanzado como si hubiera sido, aparecen a través de la música que acompaña siempre a la autora. Si bien Ángela medita, el discurso se eleva y hace que sea también voz del lector, con una fuerza misteriosa que todo lo impregna y que nos cala. Palabra y silencio. Y el mar.
Según leo, encuentro clara influencia de los místicos, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz para decir lo excelso. Se me presenta Machado, Lorca, Paul Celan también a lo largo de estos versos.
“Facebook frente a la isla de Erato” es un libro que acoge lo divino y lo humano y que sin duda hay que hacerle un hueco en nuestras estanterías o mejor que eso, encima de la mesilla de noche.
Isabel Montero Garrido
Copio aquí el último poema a modo de cierre.
Naufragio
Poco importa
al naufragio
su deriva
cursar
la tempestad
tomar las olas
un naufragio lleva
su pared de niebla
la embestida fatal
llega en la orilla
cuando canta
el silencio
mundos idos
y aparece el final
y ríes sin parar
y dices un hasta nunca
frente al mar
a lo que pudo ser.
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¡Enhorabuena querida Ángela!