Dante y Virgilio en el infierno (Bouguereau 1850)
Un hombre que no ha pasado a través
del infierno de sus pasiones,
no las ha superado nunca.
Carl Gustav Jung
Seguimos tu y yo en el centro de la herida
masticando sangre y sal;
revolcados y mugrientos de lodo
impregnados de olor a rancio .
Mancíllame mi nombre
te digo
mancíllame tú el mío.
Y así lo hacemos.
Y estamos así al tiempo como dos locos sabios
que se chupan la sangre.
Con mi lengua fina sorbo tus espacios
sigo tus arrugas grabadas a hierro
como si fueran mapas de caminos secos
de polvo y sol.
Lamo tu cuerpo palmo a palmo y en cada poro
me paro y penetro en tu espacio negro.
Rompo la membrana del placer
porque ya no hay hora del ángelus
ni sol que viva en tu sexo,
ni flor de abril,
ni patios de naranjos.
Pico en tus demonios y los levanto.
Y tú, tu respiras cada trozo de mi armadura
cada clavo oxidado en articulaciones ciegas
y bebes agua de mis esfínteres cerrados,
de mis glándulas linfáticas
de mi sistema endocrino.
Te tragas hasta la adrenalina perversa
y la bilis contaminada.
Nadas en esta ácida hiel sin pensarte un exorcismo
para salir a flote.
No hay ánfora que guarde lo sagrado.
Sino llagas abiertas.
Cavernas de cristal oscuro soldadas a golpe de soplillo.
Y no soplas luz.
¿Hurgo tus cicatrices?
te digo
húrgame tú las mías.
Seguimos tú y yo ganando la revancha a las mismísimas Parcas
enredados y encabalgados en sábanas rotas
en un cruce sin paso a nivel.
Tema:Poema morboso.
Creado por Guiomar 52 para la tertulia de cumpleaños de Nines y Cristina Ch.
En casa de Cris algunos poetas…