y hoy las cenizas pueblan el aire
y doblan a muerto. Isabel Montero

Escritor desde su infancia, estudió Filosofía y Letras carrera que abandonó en segundo curso. Desde que cumplió los 19 años ha vivido en varias etapas recluido en hospitales psiquiátricos, entre ellos varios de Madrid y el de Mondragón (Guipúzcoa), donde permaneció 10 años.
Es el poeta maldito, Es el poeta alucinado, autodestructivo, brillante e indómito, crítico y trasgresor último de una estirpe de poetas.
Leopoldo María fue uno de los nueve nombres incluidos en la antología de poesía Nueve Novísimos (1970) por el crítico literario catalán Josep Maria Castellet. Tuvo una vida personal transgresora y sumergida en abismos de oscuridad en los años 60 y 70.Publicó por primera vez, en 1968, el poemario Por el camino de Swant, al que siguieron Así se fundó Carnaby Street (1970), Teoría (1973) y otras muchas de carácter autobiográfico, entre ellas una antología poética en 2003, con la que obtuvo el Premio Estaño de Literatura.Tras un año en París, regresa a España en 1979 y publica Narciso. Su cuento Paradiso o le revenant obtuvo el premio de cuentos Gabriel Miró 1984, pero le fue retirado por haber sido editado antes en la revista literaria La luna de Madrid. Publicó ese mismo año el relato Aquello que callan los nombres.Después se publicaron Dos relatos y una perversión (1984), Poesía, 1970-1985 (1985), Antología (1985), Poesía 1970-1985 (1986) y Poemas del manicomio de Mondragón (1987).
Fue en 1976 cuando se estrenó la película El Desencanto, de Jaime Chávarri, una cinta demoledora sobre la vida de la familia Panero y Felicidad Blanc.
Y en 1994 trabajó con el director Ricardo Franco, interpretándose a sí mismo en Después de tantos años (1994), una nueva versión acerca de la vida de los Panero
Panero, que pasó a lo largo de su vida por cinco psiquiátricos, escribió también Contra España y otros poema de no amor (1990), la selección poética Agujero llamado Nevermore 1968-1992 (1992), Heroína y otros poemas (1992) y Piedra negra o del temblar (1992).
A final de los noventa aparecieron Orfebre (1994), Tensó (1996, con Claudio Rizzo), El tarot del inconsciente anónimo (1997), Guarida de un animal que no existe (1998), el ensayo Mi cerebro es una rosa (1998), Abismo (1999), Teoría lautreamontiana del plagio (1999), su relato Palabras de un asesino (1999) y Poemas del Manicomio de Mondragón (1999).
Dio un único recital en 2005 en La Paloma de Barcelona para presentar el disco-libro Leopoldo María Panero y el documental Un día con Panero
Premio Estaño de Literatura 2003 por Antología poética, Panero también escribió Suplicio en la cruz de la boca (2000), Teoría del miedo (2000), Poesía Completa 1970-2000 (2001), Águila contra el hombre: poemas para un suicidamiento (2001), Me amarás cuando esté muerto y ¿Quién soy yo?: apuntes para una poesía sin autor (2001, y 2002, ambos con José Águedo Olivares) y su ensayo Prueba de vida. Autobiografía de la muerte (2002).
Siguieron luego Buena nueva del desastre (2002), Poemas del manicomio del Dr. Rafael Inglot (2002), Conversación (2003), Esquizofrénicas o la balada de la lámpara azul (2004), Erección del labio sobre la página (2004), Danza de la muerte (2004), Poemas de la locura seguido por El hombre elefante (2005) y Presentación del superhombre (2005, con Félix Caballero) y su epistolario con Diego Medrano Los héroes inútiles (2005) y el relato Papá, dame la mano que tengo miedo (2007).
Sobre la locura y su existencia, Panero dijo lo siguiente: «La locura existe, no así su curación. Al contrario de lo que se piensa, lo malo es el consciente, no el inconsciente. Como decía Rousseau, el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad la que lo vuelve monstruoso».
«Panero poeta el poeta trasgresor que cruzo la línea que limita la cordura» . ¿Vivió para habitar la muerte desde la misma vida?
Descanse en paz.
Dedicatoria
Más allá de donde
aún se esconde la vida, queda
un reino, queda cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un reino
la sucia flor de la agonía:
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte y hacer
de mi cadáver el último poema.
Leopoldo María Panero (poemas)