Yo soy yo, la mujer agua.
Neva que discurre entre las calles.
El aliento humea en el frío.
El hombre bebe en la orilla
una botella de vodka.
Yo soy yo, Neva. No soy él.
Tampoco ellos.
Mis manos blancas recorren mi cara
y me reconocen, puramente,
fríamente pura.
Cierro los ojos y todo es azul.
El cielo también es azul.
No espero nada y el río Neva me lleva
y no sé a dónde.