
La situación que vivimos desde marzo a nivel mundial es desconocida. Nunca habíamos pasado por un trance de este calibre.
Estamos siendo testigos de manera activa de situaciones difíciles de superar.
Una Pandemia mundial conlleva, desconocimiento, miedo a enfermar o a morir, impotencia por estar fuera de nuestras manos la situación, incapacidad por tanto para manejarla emocionalmente, desconcierto y frustración. Nuestro cerebro no está preparado para hacer frente de una manera adaptativa a la nueva realidad.
Con hechos menos significativos de la vida diaria ya se habla de estrés postraumático. Este estrés suele superarse porque tiene un fin, es decir existe una duración relativa en el tiempo.
En este caso, la Pandemia del Coronavirus es un estrés sostenido del cual no sabemos nada. La etiología del virus, la situación real, los pronósticos en el tiempo, la cura y sobre todo el final. No vemos de momento la luz al final del túnel. Además hemos cambiado nuestro modo de vivir, de hacer, de relacionarnos. Nuestro cerebro está siempre alerta, siempre preparado para la huida, pero no sabemos a donde, ni cómo , no existe un lugar donde podamos protegernos. Es una alerta un poco baldía.
Esto nos produce situaciones emocionales complejas.
Tener recuerdos recurrentes.
Revivir situaciones angustiantes.
Sufrir bloqueos mentales.
Estar en situación de ansiedad continua.
Permanecer alejado de lugares y acontecimientos que le recuerdan el hecho traumático.
Tener dificultades para dormir.
Sobresaltarse.
Falta de concentración.
Falta de memoria.
Imposibilidad de realizar actividades que se hacían habitualmente tanto físicas como intelectuales.
Miedo a perder facultades.
Miedo a morir.
Pensamientos negacionistas de los hechos.
Síntomas físicos.
Dolores que no se pueden paliar.
Desatención a nivel sanitario de otros aspectos.
Todo esto unido al desconcierto informativo, la poca solidez de la información, la situación política mundial hace difícil superar este estrés, por falta de acción y resolución.
No existen en el mundo de la información trabajos de fondo que nos ayuden a colocar hechos.
Tampoco hay orientaciones públicas a nivel de Salud Mental.
Quizá la ciencia sea exacta pero el proceso emocional y las respuestas adaptativas de los hombres no. Ante un mismo estímulo hay muy diferentes reacciones incluso, en el mismo individuo.
En situaciones de estrés postraumático de otra índole yo veo caminos de ayuda. Pero en este momento son casi inaccesibles. Es inaccesible acudir a un profesional de la sanidad en el ámbito psicológico y psiquiátrico. Estamos solos. Esto nos lleva al horror. Al miedo de no manejar nuestra mente. Y a llenar nuestro inconsciente de basura emocional que permanecerá mucho tiempo anclada y taponada.
“Mano sobre mano” y recojo la expresión de una conversación de una buena amiga, así estamos y además espantados.
¿ Qué hacer?
Poco hay. Evitar consumo de drogas y alcohol, estar en cada momento en una actitud consciente…¿difícil no? Es un estado de supervivencia. Yo voy a recomendar un libro que a mí en su momento me ayudo,
“El hombre en busca de sentido” de Victor Frankl.
Y sobre todo veo que hay que intentar estar aunque sea virtualmente conectados, con amigos. Apoyarnos. Hablar, decir. Escuchar y seguir adelante.
Y si podemos poner humor, ponerlo.
Y no dudar, si hay algún profesional de Salud que nos escucha y nos aconseja una medicación psicológica para el ánimo y seguir sus instrucciones.
Para mis amigos.
Isabel Montero
Docente
Escritora/poeta
Isa! Comprensible! Pero, como sabes, no es la única pandemia que ha azotado a la humanidad! Y el ser humano no ha aprendido! Se decía que sería un «nuevo renacer», que «seríamos mejores», pero nada, se repiten los mismos patrones! Solamente queda responsabilidad individual, cuidarnos, yo piendo, sin agobio, no es fácil, pero no hay otra! Con grandes deseos de reencontrarnos!
Cuidarnos si para reencontrarnos. Lo que yo echo de menos que no se trate en ningún medio el impacto psicológico de la Pandemia. Un abrazo y cuídate porque esa paella vamos a comerla en su momento. Un abrazo Rafa!!!!
Muy de acuerdo con todo lo que dices, Isabel, las circunstancias nos obligan a quedarnos en casa, a aislarnos, a no tener contacto y eso empeora las relaciones humanas, nos hacen sentir más vulnerables, menos sociables… Se fomenta el miedo y eso es atroz para nuestras mentes. De todas formas tenemos que cultivar en soledad el amor, la amistad, lo bueno que nos rodea a pesar de todo. Buscar lo que nos hace ser más creativos en ese encuentro con nosotros mismos. Creo que conozco el libro que recomiendas. Lo buscaré. Deseo que te cuides y busques lo positivo que te rodea. Un fuerte abrazo, aunque sea virtual. Excelente reflexión.
Así es Julie! Hay que ser fuerte mentalmente. Un abrazo grande!!!
Saludos, Isabel. Por diversas causas no había tenido ocasión de leer este texto tan lleno de realidad, recomendaciones y vivencias.
Espero que todo te vaya bien y que la salud te acompañe.
Un gran abrazo.
Hola Isabel, no había leído tu comentario. Un gran abrazo!!!