Sorolla, de la Habana a Valencia Imagen subida de internet
Estabas ahí, mirabas, observabas, escrutabas todo.
olías, masticabas el aire y dabas vueltas alrededor
con la botella de agua en la mano.
bebías a sorbos, cortos, para paladear el sabor
en la boca de la confidencia.
En la boca seca del Secreto.
Caminabas arriba y abajo y absorbías la experiencia de la palabra.
La hacías tuya. La sabías de ti,
en tiempo distinto
en tiempo paralelo
a un mismo tiempo.
Levantáste tus ojos, un momento, Azul.
Un rizo amarillo cayó sobre tu frente.
Se hizo el silencio.
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