Esa tarde supe que para papá sus hijos éramos un mero anexo de polígono.
Mamá se había convertido en un bloque de hormigón armado relleno de arenisca que se había ido disolviendo poco a poco por la acción del viento del Norte y el temporal.
Su cuerpo inerte sobre la cama no daba ya señales de vida. Cubrí su rostro con el embozo blanco. Interrogué los ojos de papá. Nada.
– La revolución empieza en ti mismo- pensé.
Y salí de la habitación del hospital dejándolo todo dentro.
Sí:tenemos que dejar todo dentro del hospital.Y fuera ¡ya ves que realidades¡
Cierto Tony. Un abrazo grande.
Te leo con cariño.Hoy he iniciado la pauta que me han aonsejadso mis colegas y ando groguiempastillado.Sorry.Te sifotambien por facebookmopero me cuesta más para mi «muñón cerebral».Besos de tu distanten que no distanaciado,amigo.
Gracias se que me lees con cariño y espero siempre tus comentarios con cariño. Importante que te mejores. Me encantan tus críticas también. Besos
Muy bueno. En poco, mucho.
Me alegro que te parezca bueno. Porque sí a ti te parece bueno es que lo es. Gracias amiga. Un beso
Te he nominado a Versatile Blog, que disfrute y que tengas un buen día
Muy agradecida por esta nominación . Abrazos