Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde,
como los borrachos buscan su casa,
sabiendo que tienen una.
Voltaire
Nos ardemos
sumergidos en queimadas clandestinas
en conxuros falaces.
Nos ardemos
con el viento empujando a las espaldas
sorbo a sorbo.
Nos ardemos
beodos-beligerantes e indigentes
vomitando en el water del hastío bilis amarga.
¡Nos ardemos borrachos!
¡Nos ardemos ebrios quizá de amor
o desamor emancipado y oculto tras el vidrio de los ojos!
Por las aceras, nos ardemos cojos de mirada acuosa
órbitas lejanas,
frías, ahogadas en comas etílicos inversamente proporcionales
al sudor;
al sudor del desvariado alumbramiento y beodos por las calles, solos, de lado a lado en las aceras,
mintiendo al universo infinitesimal, nos ardemos sorbiendo la queimada en llamas,
la tesis inicial de la in-cordura.