
Una reseña de Angela de Mela
Avezada en la palabra que alumbra propósito y hondura, Isabel Montero Garrido ha escrito un libro cuyo título es precisamente
» Intervalos», de manera que, cabe preguntar-se, acerca del por qué de esos lapsos de tiempo y/o espacio y a qué nos conmina en tanto la poesía, si en ella, todo tiempo es breve.
Detenernos a examinar la intención que la autora ha querido darnos, es saber de ese traslado al que nos va llevando, mediante una muy inteligente y escogida estructura su más que ordenada plática, cuerpo de libro o trasunto, donde cada sección toma las riendas de lo suyo para estivar verdades como puños, núcleo de pensamiento sosegado, madurez verbal para que el verbo que domina, selle su contrapunto, y deslice su entender y cuanto deriva hacia ese otro alcance de madurez en el discurso; escalonando su comprensión, por detalles y sustancias, hiladas que suman partidas y emociones, hasta lograr de ese modo y no de otro, una muy sonora catedral de palabras con la experiencia totalizadora.
Libro bien pensado, y sentido, el de Isabel Montero Garrido, porque también, a
Intervalos, podremos abrazar ese infinito, ese más allá, que toda buena poesía encierra. Lapso de ilimitado fin su tempo, donde:
» las palmas de tus manos dirán «.
lo escrito en la piel y en la constancia de los momentos, de los instantes que hacen su todo, su eternidad.
Por supuesto que, a medida que avanzamos en la lectura de este poemario, iremos descubriendo su clave primigenia, la anécdota más honda, la enseñanza mejor. No olvidemos que su autora fue maestra por años y de enseñar sabe lo suyo, no olvidemos su raíz fuerte, llevada desde la tierra que le vió nacer, y más aún en la sabia de todo su misterio y de su tradición:
» Habrás preparado frascos de esencia para guardarlo todo», nos afirma Isabel, y agrega:
» recorrí sin embargo los campos hasta el fondo de la vida»
Sabemos, qué es y por dónde, el fondo de la vida, vida en la multiplicidad constante de los acontecimientos y en la acuciante realidad , porque si algo tiene este libro es verdad y realidades. Dice ella a continuación:
» yo sigo viva como lo hizo el roble/yo hablo como lo hizo el Término «
No estamos aquí, ante un clasicismo decimónonico, no no estamos ante una estética démodé, o ante lo conceptual melifuo, nos encontramos sí, ante una pureza sostenida en el lenguaje y un estallido de vivencias único e irrevocable, ese que no puede ser más de hoy, que no puede ser más contemporáneo y sin embargo continúa en su tránsito, en su camino, en sus intervalos, donde lo intemporal sumada la voz de la poesía, es nuestra propia voz.
Dos versos llaman poderosamente mi atención casi al final del libro: «Y seremos vida y principio. Principio de la certidumbre»
Quien habla de certezas sabe del no sé, de los asideros en los que ha tenido que sujetarse, de los obstáculos que ha debido franquear.
Finalizo con un verso conmovido y conmovedor: » Y siempre la mancha de saliva del lobo»
Sin intervalos, las páginas de este libro ahora en mis manos, es desde ya, certeza de lo infinito de la poesía y de la espléndida continuidad del tiempo humano.
Ángela de Mela.