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Un pequeño comentario de Presina Pereiro sobre el libro «Salón de Proyecciones» de Isabel Montero

Un pequeño comentario de Presina Pereiro sobre el libro

SALÓN DE PROYECCIONES, de Isabel Montero Garrido,

Puedo imaginar el mundo en el que me introduzco si comienzo a leer un libro que se inicia con una frase de Alejandra Pizarnik, y en este caso admito que el enunciado no engaña:  Nada más intenso que el terror de perder la identidad, porque lo cierto es que a los relatos que contiene este libro los ensambla la intención de navegar por el mundo interior de cada protagonista, de desarmarlos, desnudarlos, acusarlos, protegerlos, comprenderlos, y hasta empatizar con sus identidades.

El libro, editado en 2024 por MAHALTA en su colección de narrativa, consta de veintisiete relatos y un magnífico prólogo que firma el Dr. en Ciencias Sociologías Víctor Hugo Pérez Gallo.  

En la contraportada Isabel nos advierte de que esos relatos están escritos a lo largo del tiempo, y de que se ocupan de temas universales desde la perspectiva de personas sencillas.  Y es cierto, cada relato es como una ventana abierta a la realidad particular de quien observa el mundo a través del cristal.

No soy crítica literaria y no voy a centrarme en pormenores propios de esta rama de la literatura, pero no me resigno a obviar que considero a la obra en su conjunto estilísticamente impecable, que el lenguaje es rico y hermoso,  que la construcción estructural me parece perfecta, que los textos son exactos, limpios,   tanto en  su  gestualidad, como en la diversidad de géneros, y en la necesaria  hibridación. Soy solo lectora que escribe, ya lo he dicho, lectora   que se ha emocionado al descubrir estos cuentos, sobre los cuales únicamente pretendo ofrecer opinión.       

Salón de proyecciones es uno de esos libros que no se pueden cerrar hasta llegar al último párrafo. Es así. No cabe duda. Y aunque a veces los libros de relatos contienen pequeñas historias yuxtapuestas, en este Salón de proyecciones, cada cuento tiene tanta entidad propia como unidad argumental que la autora consigue a través de la intención determinada de que   todos y cada uno de los relatos invite a reflexionar sobre lo humano y la deshumanización e inste  a indagar y a reconocerse en la naturaleza de cada protagonista. Es un empeño difícil que Isabel logra acertadamente a través de la sincronía de la exploración psicológica de los personajes, todos ellos perfiles reconocibles, personas comunes, y siempre situadas en un espacio crucial, concreto o idealizado, de su existencia y en el instante exacto en que las circunstancias forjan recuerdos que serán memoria y definirán el futuro.

En primera persona, en segunda, en tercera…, así están escritos los relatos, pero siempre desde los símbolos distintivos del universo femenino, ya sea a través de la voz de la niñez, de la evocación de los recuerdos, de indagación en la  memoria o  de  la introspección disciplinada, y a veces dolorosa,  de la mujer que escribe.

Los relatos nos mueven, nos agitan por un mar de sensibilidad, nos arrastran con las emociones de cada protagonista, por su certidumbre del   paso del tiempo, sus decepciones, el deseo intransferible de ser inviolable, la urgencia de evadirse de la soledad de un lecho con huecos de negrura, la huida consumada, el rencor, los celos, el abandono, la locura del amor y de la muerte… y al final, en el último peldaño de esta torre de arte, nos muestra  la esperanza.

Un libro para releer, sin prisas, buscándonos en cada texto.

Gracias, Isabel.

Presina Pereiro

Málaga 28 de noviembre de 2024

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