Como quisiera
que el sol no se marchara
de repente
y no llovieran nubarrones
sobre tu cama.
Que el gallo de tu infancia
cantase todavía
y tú
descalza
asomaras la nariz por la ventana.
Que nunca fuera invierno
sobre tu casa-alma.
Que el agua de tus ojos
fuera río que fluye
al mar.
Que el barco navegara.
Como quisiera yo
que nada te pasara
Y todo fuera un sueño
Y se marchara
como ave pasajera.
Como quisiera yo
que tú estuvieras
al volver tantas esquinas rotas.
Isabel Montero
Madrid 1 de septiembre de 2012