Y en el alma razones
tan diferentemente iguales
tan diferentemente ciertas.
Encendí y apagué la culpa en la escalera.
Encendió y apagó la voz
incrédulamente.
Salio de sí de una manera
indeleblemente
humana.
Salí de mi
imperiosamente.
La calle tras escalones rotos,
adoquines, aceras
derramadas de pasos.
Lagrimas, indudablemente
ciertas
sobre las baldosas.
Silencio como único testigo
Qué bello. Felicidades.
Hacia días que no leía tus obras literaria, hoy he dedicado un tiempo a ello, y la verdad, te superas en cada relato, felicidades por encontrar «UN ENTRETENIMIENTO» que tanto te llena de satisfacción. Un abrazo y sigue escribiendo.
Melancólico y lleno de silencios. Un ritmo pausado, que invita a la reflexión y a la mejor comprensión. No sé si es espontaneidad o trabajo, pero el efecto es patente. Me gustaría leer más. Recuerdos y abrazos.
Gracias Geni. Aprovecho para mandarte un fuerte abrazo.
Isabel, que fácil haces lo difícil. Muy bueno.
Muxus
Bueno, bueno lo de facil… Un besito