Cerezas rojas de estío.
Cuerpos que quieren alimento.
Lágrimas en racimos, cerezas.
Se doblan bocas granas
de gruesos labios cerrados
que se abren para decir:
¡basta!
Sangre de cereza
recorre caminos interiores
e inunda río.
Y se desborda de las venas.
Arremete y grita el corazón con llanto.
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¡Inaudible!
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Dolor quedo y sordo
se para, escucha el sabor de las cerezas
y respira en nuevo estío.
Rojo.
Jugo nuevo vertido
a ojos que
se quedan quietos
mirándolo todo.
Sabiéndolo todo.
Boca roja de cerezas
que se cierra sola
para siempre.
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Desaparecen cuerpos faltos de alimento.
Las cerezas siguen en las ramas
en racimos delirantes.
Rojo espíritu volátil y
cerezas que no se han comido.
Isabel Montero Garrido 
Me parece una composición muy bonita. No dices nada del trabajo. ¿Has hecho ya algo?
A mí me resulta triste. No he hecho el trabajo del taller, no pillo el matiz.
UN POEMA AL AMOR PERDIDO, IGNORADO, DESESTIMADO.
UN POEMA A LA SED DE AMOR CIEGA
¡PRECIOSAS IMÁGENES, ISABEL