
“Salón de Proyecciones “
de Isabel Montero Garrido,
cien páginas sin soledad.
Una prosa vibrante, humana y sin límites estéticos, nos trae Isabel Montero Garrido con la reciente entrega de su libro de prosa “ Salón de Proyecciones “.
Casi cien páginas sin asomo de soledad, atisbos sin fugas de la condición humana. Escrito en un lenguaje descomplicado, ágil, en apoyatura de la primera persona narrativa y tal vez por ello óptima manera de adentrarse en la realidad , estos relatos ora cortos memorables, ora discernimiento conmovedor, atinan en ser dadores del acontecimiento del hombre y en tanto eso fiel testigo de su decursar, de su testimonio antropológico. Esto último a mi modo de ver es gran ganancia del libro que no busca en su curso adjetivar o condicionar aquello que la realidad expone sino que su afán reside sobretodo en exponer con claridad y sin ambages el asunto al que se aproxima.
Por otro lado es de notar el gran caudal que logra ese su lenguaje llano, logrando trasmitir con maestría verdades incontestables desde una claridad extrema, claridad que seguros estamos se ha dado antes en la lucidez de la reflexión que a su vez ha sido trasvasada al idioma, al lenguaje de la emoción. No en balde conocemos que Isabel Montero Garrido, ha tenido por años la profesión de maestra. He aquí el magisterio entrañable que se persigue y que se encuentra, enseñar y trasmitir y vaya si lo logra.
Otro de los señeros desafíos que logra esta autora, es el curso narrativo definido en formato corto pero que aún, en relatos no tan breves, alcanza una síntesis extraordinaria, síntesis que viene a surtir de igual modo el efecto de crear expectativas en el lector, doble capacidad del discurso, sin dudas un acierto más, con el que no todos los narradores pueden contar.
La relación entre lo poético y lo práctico del lenguaje, es un reto que suponemos se ha exigido aquí, ya que si bien es conocida la calidad de la poética de la autora con varios títulos en su haber, su prosa consigue que aquellos paradigmas emocionales del imaginario poético, sean sustento y pilar útil, a instancias únicamente del hecho narrativo sin estorbar ni impedir su legítimo curso.
Tal vez sea por ello que una de las cualidades que más ha llamado mi atención, reside en la fuerza de los mensajes, dados en un presente atemporal, en “propiedad inalterable” según la acepción del crítico literario, Hans Robert Jauss, en cuyo caso el narrador tiene en cuenta al lector en tanto lo suma más que lo dirige. Así la relación entre contenido y forma es resuelta de manera natural, tenido como suma primordial, al receptor, al lector. El hecho de observar este anclaje de escritura en Isabel Montero Garrido, nos demuestra su granada andadura, no obstante ser este su primer libro de prosa.
En muchos de los relatos aquí reunidos, percibimos esa llamada a un diálogo con el lector, dejando a este los caminos del propio discernimiento y de esta forma aún cuando el título de todo el cuaderno no aparece explícitamente contenido en los textos, es símbolo de cuanto propone el mismo: proyectar, dar luz, dar imagen, visualizar, o lo que es lo mismo, contar desde nuestro particular sitio e interpelar.
Así en lo dicho queda resumida la esencia del libro: hacer de lo ordinario de cada día, lo extraordinario. Dar voz a los silencios. Trasmitir sin condicionamientos. Conceder a la palabra lo que le es connatural, su testimonio de vida.
Gracias Isabel Montero Garrido por el horizonte ilimitado de “ Salón de Proyecciones “ por encontrarnos con una voz narrativa que nos abraza, gracias por su cálido acogimiento sin estorbo de exaltaciones técnicas o fatuos discursos. Gracias por su verdad humana y por su imposible soledad.
Nueva York, 3 de enero de 2025