Solo el agua quedaba en silencio
a su lado arena y hierba, detrás
y más allá, el ulular del bosque .
Solo nosotros entre los árboles
almas benditas.
Estrellas luminiscentes sobre
nuestras cabezas.
Habíamos corrido tanto y
exahustas , nuestras almas
descansaban.
Dos cuerpos
errantes y la respiración, soplo
de vida.
© Isabel Montero
