Cuando amanece y
traspasas la línea
temprano,
llegas al mundo.
Caminas
por las aceras,
entre las calles.
Miras las farolas aún iluminadas,
adviertes en ellas destellos
luminiscentes. Es el rocío.
Sabes que es un efecto óptico,
a pesar de ello te engañas
como tantas veces y
agradeces lo que recibes.
La gente pasa a tu lado.
Deambulan, igual que tú,
desvaídos por tantas
madrugadas.
Crees que son como tú,
no adviertes más.
Será la lira del poeta.
Al atardecer, de vuelta a casa,
miras el Telediario,
lees en Internet
transitas todas las redes
en un mismo espacio.
Te haces consciente entonces.
Isabel Montero
Percibir las cosas sin hacer juicio de ellas es aprehender de lo que nos rodea… Muy bueno tu poema, Isabel. Me ha encantado. Mi abrazo.
oh, Gracias. Sí a mí me gusta. Me alegra que te parezca bueno. Yo noto que se desliza con suavidad en ese ir y venir…Mi abrazo también!!!
Muy buen poema, Isabel. Gracias por compartirlo.
Un fuerte abrazo.
Gracias Isabel! Un abrazo!
La rutina…que no deja de ser hermosa. Besos Isa.
Así es mi querido amigo. Que no es poesía? Abrazos
Genial, yo recién inicie con mi Blog, me encanta escribir, y veo personas con mucho talento, que maravilla.
Gracias y bienvenido a este mundo Bloggero!!
Mil gracias a ti!