Con sigilo, levanté ese tapón
de la fregadera
el de color azul y
dormías aún en el cuarto,
nada nuevo, y tal vez, me di cuenta
en ese mismo momento que el agua
se escapaba por el desagüe, ahí ,
en ese mismo momento te vi,
tal como eras.
Con sigilo, abrí la puerta entonces,
igual que el tapón de la fregadera
y me dejé ir.